jueves, 21 de marzo de 2019

La Universidad de Nueva York afirma que la sustentabilidad conduce a mejores resultados empresariales

COMUNICARSE, 19 marzo 2019.

Un estudio realizado por el Centro Stern de Negocios Sostenibles de la Universidad de Nueva York e IRI revela que los productos comercializados en EE.UU. en base a sus atributos de sustentabilidad son responsables de más de la mitad del crecimiento en bienes de consumo empaquetados (CPG) desde 2013.

La investigación encontró que los productos comercializados con criterios de sustentabilidad obtuvieron el 50,1% del crecimiento del mercado en el período 2013-2018, al tiempo que representaron el 16,6% del mercado de CPG en ventas en dólares en 2018.  Para el trabajo se analizaron datos de 36 categorías de productos, que representan aproximadamente el 40% de las ventas totales de CPG, excluyendo el tabaco y el alcohol.
En todas las industrias, las empresas están comenzando a reconocer que las empresas sustentables son buenas empresas”, dijo Tensie Whelan, profesora de la Universidad de Nueva York y directora fundadora del Centro Stern de Negocios Sostenibles. “Los resultados de esta investigación refuerzan la idea de que abrazar la sustentabilidad conduce a mejores resultados empresariales".
Los hallazgos también incluyen:
  • En todas las categorías, los productos comercializados con criterios de sustentabilidad entregaron $ 113.9 B en ventas en 2018; + 29% vs. 2013 y se espera que crezcan a $ 140.5B para 2023, en base a una extrapolación del análisis.
     
  • Los productos comercializados como sustentables crecieron 5,6 veces más rápido que los productos comercializados convencionalmente y 3,3 veces más rápido que el mercado de CPG.
     
  • En más del 90% de las categorías de productos individuales examinadas, el crecimiento de los productos comercializados criterios de sustentabilidad superó el crecimiento total de las categorías.
     
  • Los productos comercializados criterios de sustentabilidad representan el 16.6% de la cuota de mercado ($) en 2018, frente al 14.3% en 2013.
     
  • Los productos sustentables tienen más del 20% de participación en la categoría en muchas categorías de alimentos, incluidos quesos naturales, bocadillos salados y café.
"Las compañías de bienes de consumo empaquetados deben tomar nota, los beneficios de la sustentabilidad no pueden ser ignorados", dijo Randi Kronthal-Sacco, académico senior, Marketing and Corporate Outreach, del Centro Stern de Negocios Sostenibles, quien dirigió la iniciativa de investigación. "De hecho, esta investigación innovadora muestra el impacto significativo que los productos sustentables tienen en el crecimiento general de la categoría".
"Los resultados de esta investigación muestran que los productos sustentables desempeñan un papel clave en la toma de decisiones de los consumidores y sabemos que esto es particularmente importante para los Millennials y la Generación Z",  dijo Robert I. Tomei, presidente de Market and Shopper Intelligence de IRI.

viernes, 1 de marzo de 2019

Co-creando con nuestros stakeholders para la innovación sostenible.


ESADE, Instituto de Innovación Social.
Enero, 2019.

Según todas las previsiones, en 2030 el planeta no tendrá los recursos suficientes para sustentar una sociedad con 2 billones de ciudadanos más. Pobreza, desigualdades sociales, cambio climático, escasez de agua y degradación medioambiental son algunos de los retos más complejos a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad y que, sin duda, van a ser más acuciantes en un futuro inmediato.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas reflejan la complejidad de los retos a los que debemos hacer frente y la ambición de que deben resolverse de forma colaborativa (ODS 17: “Alianzas para lograr los Objetivos”). Es por ello que los partnenariados para construir entre todos un futuro más sostenible e inclusivo son hoy día, más necesarios que nunca.

En este sentido, la comunicación responsable, como garante de la gestión de la confianza, transparencia y el diálogo, constituye un aliado clave para que las empresas y sus “stakeholders” innoven y co-creen soluciones conjuntas a estos retos. Para que ello sea así, la comunicación debe ir más allá de la rendición de cuentas y gestión de riesgos que puedan afectar a la reputación corporativa (pilares importantísimos, sin duda) y ha de tener como objetivo la implicación activa de los grupos de interés, identificando áreas de potencial colaboración y compromiso a largo plazo en la resolución de los ODS, co-creando valor compartido para la sociedad en su conjunto.

La comunicación entendida como oportunidad para la innovación sostenible constituye una importante palanca estratégica para la transformación de procesos, sistemas, productos, servicios y modelos de negocio que tengan como objetivo la generación de valor económico sin obviar un impacto positivo en la sociedad y el planeta.

La comunicación responsable es la que implica a los stakeholders y fomenta la confianza, la colaboración y la co-creación para la sostenibilidad
Las empresas que gestionan de forma proactiva las conversaciones, el diálogo y la colaboración con sus stakeholders, consideran que la innovación para la sostenibilidad es colaborativa y abierta. Buscan ideas novedosas y disruptivas tanto dentro como fuera de sus respectivas organizaciones y consideran que los procesos de innovación abierta a sus stakeholders aportan más creatividad y competitividad a sus propuestas de valor. Ante todo, perciben el rol de la comunicación como catalizador de estas relaciones fundamentadas en tres conceptos muy importantes (las “3 c ́s”):

Confianza
Según el ultimo estudio de Edelman Trust Barometer (2017) los niveles de confianza de la población mundial en todas las instituciones (incluyendo empresas) es la más baja de los últimos años. Para recuperar y reconstruir la confianza, el rol de la comunicación debe ser el de velar por la autenticidad de la propuesta de valor y asegurar la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Esto implica, asimismo, una gestión diferente de la manera de hacer negocio y de relacionarse con los grupos de interés, que debería ser más holística y estratégica y menos reactiva y cortoplacista.

Colaboración
La colaboración es la expresión de una filosofía más abierta y menos jerarquizada de hacer negocio. Eldesarrollo de una cultura participativa que fomente la colaboración, implica cambios internos y externos, en los que la comunicación, como función transversal, puede jugar un importante rol.

La colaboración implica formular y compartir el propósito de la empresa, hallar aliados internos y externos, y ser flexibles y resilientes ante el cambio. Empresas como Unilever o Veritas, entre otras, trabajan de forma consistente la colaboración interna y el diálogo abierto con sus stakeholders externos, lo que les ha permitido identificar oportunidades de negocio con menor impacto medioambiental (aplicación de principios de economía circular en el proyecto “Cuina Veritas”) y más incidencia social (integración social y generación de oportunidades para jóvenes en desempleo a través del proyecto “Soy Frigo”).

En ambos proyectos, la comunicación desempeñó un importante rol alineando intereses de stakeholders y creando nuevas oportunidades de colaboración, fortaleciendo la confianza en la marca tanto por parte de consumidores, como de stakeholders.

Co-creación
Los procesos de co-creación permiten profundizar en la colaboración, creando plataformas de relación e interacción directa entre stakeholders y consumidores y varios departamentos de la empresa, lo que permite que las preguntas sean más retadoras, las ideas fluyan más rápidamente y las innovaciones puedan ser aplicadas de forma más acelerada.

Ejemplos de co-creación y partenariados para la sostenibilidad destacados son el caso de la empresa francesa Vélib, un consorcio público- privado que rige el transporte sostenible en bicicleta de la ciudad de París, en la que comités partipativos de ciudadanos participan en la mejora de las operaciones y la efectividad del modelo de transporte.

Comunicación responsable, liderazgo responsable
La gestión de la comunicación y, por consiguiente de marcas auténticas, éticas y con propósito sólo es posible si los modelos de negocio que las sustentan también lo son. La comunicación ha de ser reflejo de cómo el compromiso hacia la sostenibilidad está arraizado en la organización. No se puede generar confianza si lo que comunicamos no responde a una verdadera voluntad de transformación hacia una nueva manera de hacer negocios, con impacto social positivo hacia todas las comunidades y grupos de interés con las que interactúa la empresa.

La transición hacia la sostenibilidad no es una tarea fácil: precisa de un liderazgo más holístico y concienciado con los impactos que la empresa tiene en la sociedad, y de una cultura corporativa abierta a colaboraciones que permitan repensar tanto retos como soluciones. Sin duda la comunicación puede erigirse en un gran aliado para conseguirlo.

Artículo de Sonia RuízProfesora e investigadora del Instituto de Innovación Social de ESADE; y autora principal del estudio “Innovating in search of Sustainability: Citizens, Companies and Entrepreneurs”

viernes, 8 de febrero de 2019

ISO publica norma internacional para el Turismo Sostenible

06.02.2019/COMUNICARSE
Se publicó la ISO 21401 “Sistemas de Gestión de la Sostenibilidad para Alojamientos”dirigida a la industria del turismo y especifica los requisitos ambientales, sociales y económicos para implementar un sistema de gestión de la sostenibilidad en el alojamiento turístico. 

Según Alexandre Garrido, coordinador del grupo de trabajo de la norma ISO 21401, la iniciativa de crear esta norma proviene de una experiencia brasileña que reunió al sector privado y a las ONG, todos interesados en el desarrollo sostenible del turismo.
El primer modelo se convirtió en norma ABNT (Asociación Brasilera de Normas Técnicas) NBR 15401 en 2006, después revisado en 2014. En ese año en Brasil se percibió que el tema del turismo sostenible revestía gran interés, y se comenzó a trabajar a nivel internacional. Fue entonces que en 2016 se aprobó el grupo de trabajo 13 “Turismo sustentable”.
La norma ISO 21401 aborda los sistemas de gestión de sostenibilidad para alojamientos y tiene una estructura clásica de sistema de gestión (como la ISO 9001 o la ISO 14001). No obstante, en este caso también tiene requisitos de las tres dimensiones de la sostenibilidad (ambientales, socioculturales y económicos), por ejemplo:
*Ambiental: gestión de agua, gestión de energía, producción de residuos, áreas naturales y protección de la flora y fauna;
*Sociocultural: relación con la comunidad local, generación de renta y trabajo, promoción de la cultura local, condiciones de trabajo;
*Económica: viabilidad económica del alojamiento, seguridad y salud de los huéspedes y trabajadores, satisfacción del huésped.
Como es una norma de sistema de gestión este documento puede ser aplicado en cualquier tipo de alojamiento (hoteles urbanos, hoteles haciendas, resorts, entre otros), de todo tipo de tamaño y localización geográfica.
"El hecho de que haya muchos esquemas para el alojamiento sostenible de diferentes países y organizaciones puede dificultar que esas instalaciones sepan qué es útil y confiable y cómo cumplir con sus requisitos", dijo Manuel Otero, presidente del comité técnico de ISO.
“Esta norma acordada internacionalmente proporciona claridad en un mercado confuso, se aplica a todos los tipos de alojamiento y puede servir como una herramienta para mejorar la gestión sostenible. También ayudará a estimular el mercado para una mayor sostenibilidad tanto en el sector de alojamiento como en la industria del turismo en general".
El turismo es uno de los sectores económicos más grandes y de mayor crecimiento del mundo, con miles de millones de personas que viajan cada año, y se espera que las cifras crezcan un 3,3% anual hasta 2030. El alojamiento turístico es uno de los principales actores, lo que significa que su impacto potencial en el desarrollo sostenible es enorme.

martes, 24 de julio de 2018

DISEÑO DE PRODUCTOS Y SERVICIOS CIRCULARES EN UN SISTEMA LINEAL

Es evidente que el diseño de productos y servicios debe evolucionar hacia un diseño que reduzca el consumo de recursos naturales y el impacto negativo sobre el medio ambiente, y que finalmente produzca un impacto positivo.
Esta necesidad se está acelerando como consecuencia de la evolución de las políticas y directivas europeas, que van capilarizando a las políticas nacionales y regionales, con mayor o menor grado de avance. Y además, con el desarrollo y orientación de programas europeos de innovación hacia la Economía Circular.
La dificultad para una empresa a entrar en este juego son, paradójicamente, algunas barreras y rigideces legislativas, el valor de mercado de materiales alternativos más sostenibles o el aseguramiento de que un cambio en su modelo de negocio o procesos de producción les repercutirá un beneficio económico a corto plazo.
Y todavía más en las pymes, por su falta de recursos para adaptarse de manera ágil al cambio en las legislaciones o por la dificultad en el acceso a instrumentos de financiación que les ayude a que su cuenta de resultados permita amortizar las diferentes inversiones necesarias para el cambio.
Y todo esto con la dificultad añadida de diseñar un producto o servicio con una lógica circular en un sistema global diseñado para que sea competitivo de forma lineal. ¿Qué hace una empresa si es más caro comprar materiales biodegradables o con contenido reciclado que materiales no reciclables?
Por ejemplo, ¿puedo diseñar una salsa de tomate “completamente circular” en un sistema lineal?

Claves para el Diseño Circular

Algunas claves para empezar a diseñar un equipo, producto o sistema circular desde un proceso lineal son:
  • Circular Supplies: búsqueda y selección de materiales o recursos recursos/materiales completamente renovables, reciclables o biodegradables.
  • Identificar, para cada una de las operaciones del proceso de producción y distribución, oportunidades de negocio derivadas de todas las potenciales recirculaciones de materiales y valorización de residuos
  • Utilización de equipos e instalaciones que funcionen con energías renovables
  • Integrar el concepto de Coste de Ciclo de Vida en los procesos de toma de decisión

¿Cómo diseñamos circular?

 Por muy buena intención que tenga una empresa o un diseñador, debe perseguir la competitividad desde la fase de diseño conceptual de un producto o servicio si quiere tener rentabilidad.
Debemos asegurarnos de que aquello que diseñemos sea competitivo en coste calidad y plazo, además de integrar las tecnologías más competitivas en un estado de maduración adecuado (TRL, Technology Readiness Level) para la produccción en serie de un producto o servicio. Utilizar la última tecnología no es garantía de competitividad si esta no es madura para asegurarme un producto o servicio competitivo.
Para ello es fundamental el desarrollo de procesos y metodologías para integrar el diseño circular dentro del proceso de desarrollo de productos y servicios.
Y en este punto, es totalmente necesario desarrollar funciones y modelos de coste para conocer el Coste del Ciclo de Vida (Life Cycle Cost, LCC) desde la fase de diseño conceptual. Esto nos servirá para seleccionar las soluciones técnicas óptimas, considerando la evolución del coste ante cualquier variación de coste de materiales, tendencias legislativas, procesos de fabricación alternativos o cualquier cambio del mercado o del entorno (contexto sociopolítico, etc).
Para empezar a pensar y diseñar circular, las siguientes referencias son de gran utilidad: la Circular Design Guide o el proceso Zero-Waste Systems Engineering.

Círculo a Círculo

Pacientemente, nos debemos enfocar en diseñar pequeños sistemas parcial o completamente circulares que demuestren su viabilidad y ayuden a que el sistema lineal global se vaya “curvando” hacia sistemas globales circulares competitivos.
Ojalá pudiéramos diseñar sistemas circulares de forma colaborativa entre todos los grupos de interés afectados. Por ejemplo, el co-diseño del sistema de alimentación circular de una gran ciudad entre administraciones, productores, distribuidores y consumidores. ¿Es una utopía o sería lo más apropiado para el bien común?
Y en esto debemos empujar todos aquellos que queramos un planeta mejor para nosotros y para las próximas generaciones.
fuente: http://eco-circular.com/


ANÁLISIS DEL CICLO DE VIDA: MIDIENDO EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA CUNA A LA TUMBA

La huella ambiental que genera la existencia de un producto, desde el origen de su materia prima hasta el fin de su vida útil, es lo que mide el Análisis del Ciclo de Vida, herramienta que se impone en el mundo para identificar y transparentar el impacto ambiental de los distintos bienes y servicios que consumimos, a fin de validar su sustentabilidad.
Es un tema nuevo y prácticamente desconocido en Chile, pero de a poco va abriéndose paso en la industria. El Análisis de Ciclo de Vida (ACV o LCA por sus siglas en inglés), es un proceso que mide todos los impactos ambientales que generan los productos manufacturados a lo largo de las distintas etapas de su existencia, desde el origen de su materia prima hasta que se extingue su vida útil.
El ACV parte de la premisa de que todo producto, por el mero hecho de existir, tiene una vida y una historia que deja una marca y genera una huella en el ambiente. El mercado y la legislación tienden cada vez más a exigir a las empresas hacerse cargo de dichos impactos, es decir, de medirlos, gestionarlos y reducirlos. Es por ello que empresas de distintos rubros comienzan a adoptarlo a fin de validar la sustentabilidad de sus operaciones y de los productos que ofrecen.
“El ACV es la huella ambiental completa de un producto, ya que no sólo considera, la huella de carbono y su impacto sobre el cambio climático, sino todas las potenciales huellas y sus impactos ambientales” declara Alexander Wotherspoon, gerente general de EPD Chile, empresa dedicada al desarrollo de Declaraciones Ambientales de Productos (DAP o EPD por sus siglas en inglés: Environmental Product Declaration). Una EPD es la manera estandarizada e internacionalmente validada de comunicar los resultados de un ACV.
El ACV también mide variables como el daño a la capa de ozono, y el potencial de acidificación del suelo, y considera aspectos como el diseño del producto, los procesos de fabricación que se usaron para elaborarlo, los medios de transporte y el tipo de energía empleadas en las distintas etapas de su ciclo de vida, así como las recomendaciones para desecharlo o reciclarlo, cuando acabe su vida útil.
“Básicamente, se enfoca al rediseño de productos bajo el criterio de que los recursos energéticos y materias primas no son ilimitados y que, normalmente, se utilizan más rápido de como se reemplazan o como surgen nuevas alternativas”, plantea en su estudio “El Análisis del Ciclo de Vida y la Gestión Ambiental” (2003), la químico industrial Blanca Iris Romero Rodríguez, de México. El estudio prosigue explicando que la conservación de recursos privilegia la reducción de la cantidad de residuos que genera el producto, pero ya que éstos se seguirán produciendo, el ACV propone manejar dichos residuos en una forma ambientalmente sustentable, de modo de minimizar todos los impactos asociados con el sistema de manejo.

El ACV es una herramienta de gestión y mejora continua, que puede ser utilizada para optimizar procesos, generar innovación, con fines comunicacionales y para dar señales de transparencia.

Los principios y marco de referencia para el análisis de ciclo de vida están definidos en la norma ISO 14040, mientras que la norma ISO 14044 determina los requisitos y directrices que deben considerarse en el proceso.
Con respecto a las Declaraciones Ambientales de Producto o EPD, estas están normadas por la ISO 14025.
Exigencia del mercado
El ACV ha ido posicionándose de a poco, a medida que la sustentabilidad ha ido ganando un espacio en los criterios de producción de distintos sectores productivos.
En tal sentido, no sólo es un instrumento para proteger el medio ambiente, sino un instrumento para que las empresas reduzcan costos y mejoren su imagen y posición en el mercado, según sostiene el estudio “El Análisis del Ciclo de Vida y la Gestión Ambiental” (2003). “Las organizaciones consideran benéfico conocer, con el mayor detalle posible, los efectos –aunque sean involuntarios– que sus productos, servicios o actividades podrían causar en el medio ambiente; en especial, los que provoquen impactos ambientales significativos adversos, para atender a las responsabilidades legales, sociales y políticas que ellos implican, además de las pérdidas económicas y de imagen empresarial (Forum Ambiental, 2003)”, señala el documento.
El ACV es una herramienta de gestión y mejora continua, que puede ser utilizada para optimizar procesos, generar innovación, con fines comunicacionales y para dar señales de transparencia al desarrollar y publicar sus impactos a través de una EPD. También para lograr reducción de costos y generar innovación en los procesos de fabricación y diseño, entre otros. De la finalidad del estudio depende su nivel de complejidad o de simplificación.
La nueva versión de certificación de edificios sustentables LEED®, por ejemplo, está exigiendo que los materiales utilizados tengan una EPD (siglas en inglés para Declaración Ambiental de Producto). Esto ha levantado el interés de muchos de los proveedores de materiales de la construcción y algunas empresas, como Gerdau, ya la han implementado, según asegura Alexander Wotherspoon. “En Europa y Norteamérica, prácticamente todos los proveedores cuentan con EPD’s, porque de lo contrario se quedan fuera de este mercado”, dice.
Resultados a la vista
Cuando uno de los objetivos es la comunicación de los resultados a un público externo a la empresa se recomienda un proceso llamado full ISO-compliant LCA, modalidad que demanda un proceso de recolección de datos, y una modelación e interpretación más rigurosas, además de una revisión crítica por una tercera parte independiente para garantizar que los resultados comunicados son confiables y comparables con otros productos.
El proceso completo de un full LCA hasta la publicación de las EPD puede durar entre seis meses y un año, dependiendo de la complejidad de los sistemas de producto.
La EPD no entrega información acerca de si los valores de impacto son buenos o malos, sino que solo garantiza que los valores son confiables y comparables. “La decisión final recae en el comprador o cliente”, dice el ejecutivo de EPD Chile. “Funciona de manera equivalente a la información nutricional de los alimentos, pero enfocada en aspectos ambientales”.
Marcar la diferencia
El sector forestal es uno de los rubros productivos en los que la tendencia a transparentar los procesos productivos y a certificar la sustentabilidad ambiental de sus productos se impone con más fuerza, por lo que se espera que los ACV comiencen a empoderarse en la industria y que esta se incline por medir los impactos ambientales que generan los productos forestales a lo largo de las distintas etapas de su existencia, desde la extracción de la madera del árbol hasta que se acaba la vida útil del producto, ya sea que se trate de papel como de manufacturas de madera, como construcciones, muebles o juguetes.
Pero si bien la posibilidad de reciclar o darle un nuevo destino a la materia prima de un producto al acabarse su vida útil es un factor importante a considerar en los ACV, dada la extensa vida útil de los productos forestales cada etapa tiene una relevancia importante, y la posibilidad de reciclaje no es necesariamente significativa si el producto es producido con muy bajos estándares medioambientales.
“El mercado exige rigurosidad, contenido y transparencia, y en EPD Chile creemos que hoy más que nunca los impactos o atributos ambientales de un producto son una manera de diferenciarse, y por lo tanto una fuente para generar ventajas competitivas”, declara Alexander Whoterspoon.
“Para eso contamos con el expertis técnico para realizar un full ISO-compliant LCA y para publicar las EPD en el International EPD® System, el Programa de Declaraciones Ambientales de mayor relevancia a nivel internacional EPD Chile es el operador para Chile del Hub del International EPD® System en Latinoamérica, y es la única empresa que ha gestionado proyectos completos de un full LCA hasta la publicación de EPD en el país.
EPD Chile mantiene contactos con Corma y algunas forestales que recién empiezan a abrirse a este tema, por ahora no hay resultados concretos, y ninguna empresa forestal chilena ha publicado una EPD de sus productos. “Que la materia prima de un producto forestal provenga de un bosque que ha sido manejado bajo estrictos criterios de sustentabilidad, o que el producto tenga la capacidad de ser reciclado muy eficientemente, debería verse reflejado en los impactos ambientales obtenidos en el análisis”, explica Alexander Wotherspoon.
Fuente: Lignum

viernes, 3 de noviembre de 2017

Objetivos de Desarrollo Sostenible


Castilla-La Mancha tomará la delantera con la primera Ley de Economía Circular de España
 
Por Alicia Avilés Pozo
   
Los incendios en el vertedero ilegal de neumáticos de Seseña (Toledo) y en la planta de reciclaje industrial de Chiloeches (Guadalajara) han sido un punto de inflexión en la política de gestión de residuos del Gobierno de Castilla-La Mancha. La Administración regional quiere evitar las desastrosas consecuencias para la salud y el medio ambiente de este tipo de incidentes, y también el coste que supone para las arcas públicas. El antes y el después vendrá marcado por una nueva Ley de Economía Circular cuyo borrador ya está prácticamente terminado y a la espera de aportaciones cuando pase a información pública. La previsión es que el Consejo de Gobierno pueda darle luz verde en noviembre.
 
Con ello, además, la comunidad autónoma se convertirá en pionera de este tipo de economía, interrelacionada con la sostenibilidad y muy en boga en todo el mundo debido a la necesidad de buscar formas alternativas de gestionar los residuos que genera la actividad humana. En esto, la economía circular defiende que recursos como los productos de consumo, los materiales, el agua y la energía se mantengan en el mercado el mayor tiempo posible, reduciendo con ello al mínimo la generación de residuos. Es circular porque con ello, según los expertos, se cierra “el ciclo de la vida”, eliminando con ello las tradicionales formas de economía lineal.    
En Castilla-La Mancha no hay precedentes. Fuentes del Gobierno han explicado a eldiarioclm.es que la normativa es novedosa y trata de llevar al ordenamiento jurídico los principios de la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo 'Cerrar el círculo: un plan de acción de la UE para la economía circular'. El órgano ejecutivo europeo defiende un paquete de nuevas medidas sobre la economía circular para ayudar a las empresas y a los consumidores europeos en la transición a una "gestión sostenible, hipocarbónica, eficiente y competitiva”. 

Sistema productivo, recursos naturales y consumo

La nueva ley pretende así incluir los principios de la economía circular en el sistema productivo de la región, y trata de dar soluciones a problemas como la gestión de los recursos naturales (agua, suelo, servicios ecosistémicos, diversidad biológica o energía), el proceso de producción, el consumo -aquí entraría en juego la economía colaborativa- y la gestión de residuos. Este último punto es  uno de los más importantes porque en el mismo se introduce el mercado de materias primas, plásticos, residuos de alimentos, residuos de construcción y demolición, biomasa y biomateriales. En la nueva normativa quieren establecerse las multas, fianzas o “fiscalidad ambiental”, que se aplicaran a empresas y particulares contaminantes y que ya se contemplan en el Plan regional de Gestión de Residuos. 
La elaboración de la Ley es un “compromiso de gobierno necesario”, apuntan las mismas fuentes, no solo para completar determinados vacíos competenciales que no tenían soporte legal, sino también para “regular aquellos los sectores afectados por la economía circular que permita reintroducir en el sistema productivo los recursos que en la actualidad son desechados”. Agregan que esta iniciativa sería pionera en el Estado español siendo la primera comunidad que aborda su regulación con rango de ley.
Además, al hilo de esta normativa, el Gobierno castellano-manchego quiere minimizar los riesgos para la salud humana y el medio ambiente, impulsar la competitividad y el crecimiento económico, crear empleo, favorecer el desarrollo sostenible, y servir para la lucha contra el cambio climático: habla también de la promoción de la economía hipocarbónica, es decir, baja en carbono, reduciendo con ello las emisiones de CO2 y su concentración en la atmósfera.

Economía rural hipocarbónica

Precisamente, Castilla-La Mancha también prepara un programa de promoción para el desarrollo de una economía rural hipocarbónica, que forma parte de las medidas establecidas en el Plan de Desarrollo Rural 2014-2020 y en la Estrategia Regional frente al Cambio Climático, con el mismo horizonte.
Junto con todo ello, la idea es también “desmaterializar la economía”, desvinculando el crecimiento económico del consumo de recursos.  En cuanto a residuos, la Ley de Economía Circular busca la convergencia hacia el “mínimo vertido”, eliminando progresivamente el depósito controlado de residuos. El consejero de Medio Ambiente, Francisco Martínez Arroyo, ya ha calculado que puede recaudar hasta 15 millones de euros en multas y fianzas a empresas contaminantes, que serán una ‘tasa verde’, es decir se convertirán en recursos públicos para realizar políticas medioambientales.
Finalmente, esta nueva normativa busca promover la información, la participación y la concienciación, fomentando una “cultura de la corresponsabilidad ambiental” en el comportamiento diario de los ciudadanos y de las administraciones. El Gobierno regional deja claro que no hay “soluciones alternativas legales” a esta propuesta, ya que la regulación global de la economía circular debe abordarse mediante ley y desarrollarse mediante un Plan Estratégico, como por ejemplo ya existe en la Comunidad de Madrid.
 

La Universidad de Nueva York afirma que la sustentabilidad conduce a mejores resultados empresariales

COMUNICARSE, 19 marzo 2019. Un  estudio  realizado por el Centro Stern de Negocios Sostenibles de la Universidad de Nueva York e IRI ...