martes, 1 de diciembre de 2009

Suprema aplica Convenio 169 y reconoce derechos de aguas ancestrales

La Nación, 27 de noviembre 2009.
Fallo favorece a aymaras de Chusmiza en litigio con una embotelladora. Por primera vez el máximo tribunal invoca la norma de la OIT para fundamentar una resolución que hace prevalecer el uso consuetudinario e inmemorial del agua por sobre derechos de propiedad otorgados a una empresa por el Estado.
A tres mil metros de altura y tras catorce años de litigio, un puñado de treinta aymaras de Chusmiza-Usmagama acaba de torcer la historia: en fallo unánime, la Segunda Sala de la Corte Suprema aplicó por primera vez el Convenio 169 de la OIT vigente en Chile desde octubre, reconociendo el derecho ancestral sobre el agua en disputa con una empresa embotelladora que, habiendo inscrito sus derechos de agua a fines de los ’90, pretendía vender el vital recurso en botellas.

La pequeña comunidad enclavada en la Región de Tarapacá dio, según los abogados indigenistas, la Conadi y la Dirección General de Aguas (DGA), un golpe a la cátedra que sentó jurisprudencia al doblegar lo que a juicio de Rodrigo Weisner, director de la DGA, “parecía intocable”: la interpretación constitucional del derecho de propiedad y el Código de Aguas (1981) heredado de la dictadura.

Nancy Yáñez, abogada del Observatorio Ciudadano y experta en derecho indígena, cataloga como “un gran triunfo” el fallo que, indica, “demuestra que el Convenio 169 está ahora incorporado a la Constitución pues, en definitiva, reconoce y protege el derecho de propiedad ancestral sobre las aguas”, dice, “lo que abre un amplio margen para comunidades indígenas ante concesiones geotérmicas, proyectos forestales e hidroeléctricos, por ejemplo, en zonas mapuches”.

La relevancia constitucional del derecho de propiedad ancestral también es relevada por la Conadi de Iquique, donde su jefe jurídico, Bob Brkovic, cita que la “contundente” sentencia rechazó los argumentos de la empresa Agua Mineral Chusmiza señalando -textual- que “el artículo 19 Nº 24 de la Carta Fundamental garantiza no sólo los derechos de aguas constituidos por acto de autoridad, sino también aquellos que han sido reconocidos en conformidad a la ley, entre los cuales emergen usos consuetudinarios reconocidos en el artículo 64 y 3º transitorio de la Ley Indígena”.

TIERRA Y TERRITORIO

No es todo, porque la sentencia además de la Ley Indígena cita el Convenio 169 en lo referido al concepto de “territorio” indígena, señala Brkovic, por cuanto resuelve el derecho de propiedad sobre las aguas de la vertiente Chusmiza que no está en la propiedad de la comunidad, sino en terrenos de la empresa, remarca.

Brkovic abunda en que el fallo “no se refiere sólo a las aguas ubicadas en inmuebles inscritos de propiedad de la comunidad, sino también a las aguas que, no obstante estar situadas en predios inscritos a favor de terceros, abastezcan a la colectividad indígena, pues lo que esta norma busca proteger es, esencialmente, el abastecimiento de agua para dichas comunidades indígenas”.
A lo anterior, el fallo agrega que el Convenio 169 se refiere a la protección y al concepto de tierras y de territorio.

“La utilización del término tierras -cita el fallo de la Suprema- deberá incluir el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados (indígenas) ocupan o utilizan de alguna u otra manera”.

Enterado del fallo, Luis Carvajal, dirigente de la comunidad aymara, era sólo felicidad. “Es formidable. Cuando supimos la sentencia lloramos, cantamos, no le podría describir… han sido 14 años de lucha. Esto va a quedar grabado en la historia, es un precedente enorme para que a otras comunidades no les quiten su agua”. El fallo, adicionalmente. amplia el concepto de tierra al de "territorio" indígena, definido por el Convenio como el "hábitat que los pueblos interesados ocupan o utilizan".

El futuro depende de Copenhague

La Nación, 28 de noviembre.
Si los acuerdos son esquivos, lo que viene es de terror. La acción humana, mejor dicho el crecimiento económico sin freno, ha ensuciado la atmósfera y el planeta acelera sus cambios catastróficos. Hay voluntad política de poner freno a las emisiones tóxicas, pero quién paga la cuenta. Copenhague es clave para la sobrevivencia del mundo. Y no es exageración.
Parecía que los nubarrones cubrirían la capital de Dinamarca y muchos vaticinaban un “mal clima” entre los días 7 y 18 de diciembre, cuando a Copenhague lleguen unos 65 gobernantes de todo el mundo a la Cumbre sobre el Cambio Climático, donde intentarán un acuerdo para reducir la emisión de gases de efecto invernadero que amenazan al planeta.

Recién esta semana China y Estados Unidos -los dos países más contaminantes del orbe- anunciaron que concurrirán a la cita cumbre con metas específicas de reducción de gases, aunque adelantaron que no están las cosas para que en Copenhague sea posible un tratado vinculante que especifique medidas concretas para frenar el calentamiento global, y menos acuerdos de medidas punitivas para el incumplimiento de lo pactado.

Barack Obama pasará por Copenhague el 9 de diciembre, cuando vaya camino a Oslo a recoger su Premio Nobel de la Paz. El Presidente de Estados Unidos anunciará en la cumbre que su país está dispuesto a reducir sus gases contaminantes de manera escalada. Comenzará con un 17 por ciento al 2020, en un 30 por ciento al 2025, para llegar a un 42 por ciento el 2030, todo ello con respecto a sus emisiones medidas el 2005.

Las modestas metas propuestas por el gobierno de EEUU están “en sintonía con las leyes sobre medio ambiente que se están discutiendo en el Congreso”, señaló esta semana un comunicado de la Casa Blanca, que además confirmó la presencia de Obama en Copenhague, pero que omitió las dificultades que tiene el gobernante para conseguir el apoyo de los parlamentarios -sobre todo de los conservadores- para sus iniciativas legales vinculadas al medio ambiente, donde la acción de los lobbystas de las grandes corporaciones ya impidieron que EEUU suscribiera el Tratado de Kioto, que vence el 2012 y ha sido letra muerta.

Desde el otro lado del planeta, China -el país líder en contaminar la atmósfera terrestre- anunció por primera vez una meta cuantificable de reducciones de gas de efecto invernadero. Beijing tiene la intención de reducir en el 2020 la “intensidad carbónica” (emisiones por unidad de Producto Interno Bruto, PIB), de 40 a 45 por ciento respecto al nivel de 2005. Se trata de “una acción voluntaria tomada por el gobierno chino en función de las condiciones del país y una contribución importante a los esfuerzos mundiales para luchar contra el cambio climático”, declaró el Consejo de Estado a través de la agencia oficial china. El mismo comunicado informó que será el Primer Ministro Wen Jiabao quien irá a la reunión de Copenhague, “para demostrar la gran importancia que el gobierno chino confiere a este asunto”.

“Es un paso positivo” que China cuantifique sus metas, declaró la organización ecologista Greenpeace, aunque precisó que Beijing pudo “haber hecho más”. Pero sucede que China se resiste a fijar metas vinculantes de reducción de gases tóxicos, ya que prioriza por su crecimiento económico que promedia en la última década por sobre el 9 por ciento anual, en un contexto en que la pobreza afecta aún a millones de personas.

De hecho, al indicar que su reducción de gases contaminantes será hecha por cada punto porcentual de su PIB (lo que llama “intensidad carbónica”) y no de reducción global, China marca territorio sobre sus intenciones de que su economía siga creciendo.

Con las cartas sobre la mesa que han puesto China y Estados Unidos, la esperanza volvió a aparecer en el horizonte de Copenhague, aunque los 65 gobernantes que llegarán a la cita todavía tendrán mucho que negociar. Por ejemplo, quién paga el costo de la reducción de contaminantes, cómo y en qué cantidad transferir recursos y tecnologías hacia los países en desarrollo para que produzcan con mayor limpieza y qué harán las economías emergentes para contribuir a frenar el calentamiento global sin afectar sus proyectos de crecimiento. Por lo pronto Brasil, el cuarto emisor de gases contaminantes, ya se comprometió a rebajar del 36 a 39 por ciento sus emisiones de aquí al 2020.

Pero hay dificultades para un acuerdo global, países como India, Japón e Indonesia aún no fijan sus metas, mientras persisten diferencias entre éstos y las naciones más desarrolladas que podrían no zanjarse en los casi diez días que durará la cumbre. Tanto es así que el gobierno danés ya propuso que un acuerdo obligatorio sea pospuesto para el año entrante, en una reunión que ya está programada para que se realice en México. La cumbre de ahora, entonces, bien podría quedarse en una explícita declaración de intenciones, avanzar en los debates sobre transferencia de tecnologías limpias y ajustar las metas de recorte, para dejar a la reunión de México los asuntos más espinudos, como la institucionalidad del acuerdo, su cuerpo jurídico y las sanciones a los incumplimientos.

Pero el tiempo corre en contra del planeta y científicos y ecologistas predican que la situación está en el umbral de las peores catástrofes. En estos días y semanas previas a la cumbre han proliferado los informes técnicos sobre los impactos del efecto invernadero, el calentamiento global y las amenazas a la humanidad. Es una película de terror anunciada si no hay medidas concretas para frenar los cambios que se avecinan.

El Instituto de Investigación sobre los Impactos del Clima de Potsdam, integrado por 24 prestigiosos expertos climáticos, afirma que el calentamiento del planeta podría ser peor de lo previsto: la temperatura media del globo podría subir entre 2 y 7 grados en 2100, respecto al período preindustrial. Es un hecho ya comprobado que un alza de la temperatura global por sobre 2,5 grados es catastrófico.

Y es que los efectos son acumulativos y las predicciones se han quedado cortas. Ya el aumento de un 40 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) entre 1990 y 2008 hacen casi imposible cumplir con la meta de lograr frenar el calentamiento global en dos grados, como se lo fijaron los dirigentes que suscribieron acuerdos como el de Kioto.

Si las cosas son así, lo que viene es irreversible. Si el mar crece a esos niveles calculados, unas 136 ciudades con más de un millón de habitantes cada una están condenadas a desaparecer de aquí al 2050. El resto de los cálculos sólo vaticinan tragedias, millones de personas desplazadas, otras tantas con hambre, escasez de agua dulce y guerras. Por eso en diciembre también hay que mirar hacia Copenhague.

Contaminación subterránea supera hasta en 186% el esmog de superficie que mide Conama

El Mercurio, 30 de noviembre 2009.
Resultado de controles ambientales a 50 puntos del Gran Santiago. La estación intermodal La Cisterna, estacionamientos, andenes de Metro y el túnel de Costanera Norte, los más tóxicos.
La estación intermodal La Cisterna, los andenes del Metro y el túnel de la Costanera Norte resultaron ser los lugares más contaminados de la medición ambiental que realizó "El Mercurio" en 50 puntos del Gran Santiago.

Los datos mostraron un alza de hasta 186% respecto de los índices registrados por las estaciones de monitoreo de la Conama, ubicadas fuera de zonas populosas, del tránsito vehicular y de las industrias.

Las personas que circulan por lugares subterráneos están expuestas hasta el doble de esmog, en comparación con quienes caminan por las veredas o transitan por calles o autopistas.

El físico de la Universidad de Santiago, Jaime Becerra, midió partículas de 0,3 y 5 micrones contenidas en un volumen de un pie cúbico. Estas partículas son más letales que el PM10 que mide la Conama para decretar alertas, preemergencias o emergencias ambientales.

Mientras más pequeñas son las partículas, más peligrosas son para la salud de las personas, porque entran directamente al sistema respiratorio, explicó Becerra. "Se cree que lo que más contamina es lo que más se ve, pero es al revés. Lo que no se ve es lo peor porque son gases tóxicos", señaló el físico.

El nivel de contaminación de los estacionamientos subterráneos está directamente relacionado con el flujo vehicular y las condiciones de ventilación.

En los aparcaderos de Providencia la diferencia entre el nivel -1 y el -3 es del 195% por el mayor tránsito.

Hernán Varas, jefe del departamento de Higiene y Control Ambiental de Providencia, aseguró que esos estacionamientos tienen ventiladores, que se activan cuando los sensores detectan que se supera la norma de monóxido de carbono permitida.

Becerra explicó que en las estaciones de Metro gran parte de los datos corresponden a polvo fino en suspensión, más la acumulación del metabolismo de las personas, gases que son trasladados por los carros.

"Habría que analizar la reacción química que produce el agua pulverizada para combatir el calor", añadió.

Los valores pueden ser superados fácilmente si la medición se realizara en hora de alto flujo vehicular y de usuarios (después de las 18:00 horas).

Especialistas advierten riesgos para la salud

Enrique Paris, director del Centro de Información Toxicológica de la Universidad Católica, señaló que se debe medir sistemáticamente la contaminación en lugares públicos subterráneos, porque los tóxicos en lugares cerrados aumentan su peligrosidad.

"La gente le da mucha importancia a la contaminación ambiental externa, pero se olvida que en sitios cerrados la cantidad de componentes tóxicos es muy importante", dijo Paris.

La contaminación daña el crecimiento y desarrollo de los fetos en mujeres embarazadas, y en los niños generan problemas respiratorios.

Las personas que trabajan en lugares con alta concentración de monóxido de carbono tienen dolor de cabeza, cansancio físico, cometen errores, y a largo plazo pueden sufrir el corazón y el cerebro, que requieren más oxígeno. "Si fuman, el daño aumenta enormemente", añadió el doctor Paris.

Patricio Pérez, académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago, dijo que las mediciones de la Conama no son representativas de la contaminación, porque no incluyen los lugares subterráneos con alto flujo de personas.

"Las personas expuestas a esos lugares por períodos considerables de tiempo ponen en mayor riesgo su salud", señaló.

La radiografía de las emisiones contaminantes en Chile

La Hora, 30 de noviembre 2009.
Los buses son los que más ensucian. El tercer reporte de Registro de Contaminantes (RETC) dado a conocer por la Conama constituye una base de datos de sustancias químicas o contaminantes potencialmente dañinos para la salud de la población y el medio ambiente.
Este informe, que permite conocer la cantidad de contaminantes que emiten las principales actividades económicas del país, revela además que el número de establecimientos con emisiones atmosféricas, es decir, fuentes fijas, se han mantenido estables entre 2005 y 2007.

Un primer avance en el tema ambiental

El académico de la U. Andrés Bello y experto en ingeniería ambiental, Marcelo Mena, destaca la importancia de contar con este registro, que permite conocer dónde están los contaminantes peligrosos y así evaluar su riesgo. A su juicio, el registro de emisiones es el paso que se requiere para poder disminuirlas.

La importancia además está dada porque “enfoques anteriores consideraban sólo a Santiago y había informaciones muy desconocidas en lugares donde no hay había problemas de contaminación patente”.

Y aunque el registro considera a los establecimientos que han declarado sus emisiones contaminantes, Mena cree que existen operaciones industriales pequeñas, como maestranzas, que pueden “causar graves problemas de exposición a la salud de los habitantes” y que no existe control de sus emisiones ni menos un registro.

Por eso estima que es necesario ampliar estos antecedentes y que exista una base anual de tal modo que permita “evaluar los cambios instantáneos que han habido, como en el caso del transporte, el aumento del parque automotor (hoy casi un 40% mayor que hace cinco años), el crecimiento de los vehículos usados y de tipo diésel”.

El director ejecutivo de la Conama, Alvaro Sapag, destacó, por su parte, que este registro “denota claramente el enfoque que nuestro país está teniendo en materia de medio ambiente y, sobre todo, en la generación de información para la buena toma de decisiones en materia de política ambiental”.

Antofagasta es la región más afectada por las emisiones de SOX (óxido de azufre) de fuentes fijas y móviles. Sólo allí se concentran unas 334 toneladas al año, muy por encima de las 127 toneladas que se emiten en la R. Metropolitana.

Además los principales emisores de NOX (óxido de nitrógeno) por rubro son las centrales termoeléctricas, seguida de las calderas generadoras de vapor y agua caliente y las fundiciones. 5.954 En todo el país son 5.954 los establecimientos con emisiones de contaminación atmosféricas, sin contar a pequeñas y medianas industrias.

China anuncia plan para frenar emisión de CO2 y reaviva la cumbre climática

La Tercera, noviembre 2009.
Un día después del plan entregado por EE.UU. de cara a la cita de Copenhague, el gobierno del gigante asiático, que produce un quinto de las emisiones de CO2 del planeta, aseguró que los gases expulsados por cada unidad de crecimiento de su PIB deberán ser reducidos entre 40 y 45% hasta 2020, con respecto a los niveles de 2005.
La cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático en Copenhague, en diciembre, al parecer, no será una instancia perdida. Al anuncio de Obama de apostar por la reducción de 17% de las emisiones de gases contaminantes para 2020 tomando como base los niveles de 2005, ayer se sumó China que -con un esquema sui géneris- anunció objetivos concretos para frenar la emanación de esos gases de efecto invernadero.

Así, el gobierno chino aseguró que las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera no crecerán tan fuertemente como el Producto Interno Bruto (PIB). Los gases expulsados por cada unidad de alza de su PIB deberán ser reducidos entre 40 y 45% hasta 2020, respecto de los niveles de 2005, declaró el Consejo de Estado en Beijing. China es hoy en día el mayor contaminador del mundo, con un quinto de las emisiones totales de dióxido de carbono.

A pesar de una reducción de las emisiones de CO2, los niveles actuales de China seguirían creciendo, teniendo en cuenta que su ritmo de crecimiento económico es de 8%. Los expertos cuentan con que las emisiones de China, incluso con medidas como la anunciada, alcanzarán su punto más alto entre 2030 y 2040.

Después de una reunión del gabinete presidida por el jefe de gobierno, Wen Jibao, se anunciaron los objetivos como una “medida voluntaria”, basada en las condiciones nacionales, y “una importante contribución a los esfuerzos mundiales para luchar contra el cambio climático”. En este sentido, Wen Jibao asistirá personalmente a la cumbre de Copenhague para expresar la postura china.

Beijing planteó esfuerzos conjuntos en la protección del clima (en clara alusión a Estados Unidos) “a través de una cooperación internacional pragmática y que dé resultados”, tal y como expresó un portavoz del Ministerio de Exteriores, que añadió después: “Esperamos alcanzar un acuerdo jurídico y razonable”.

Plan quinquenal vigente

Los objetivos anunciados podrían ser valorados como poco ambiciosos, debido a que incluyen las medidas políticas energéticas realizadas hasta ahora, que tienden a mejorar la eficiencia y la ampliación de la producción de energía atómica y de energías renovables. De hecho, en el vigente plan quinquenal ya figuraba una reducción del consumo de energía del 20%, en función de la producción, entre 2006 y 2010. Según esto, China a fines del próximo año habría alcanzado casi la mitad de sus objetivos anunciados ahora para 2020. Pero en los dos últimos años de dicho plan sólo han logrado una reducción de 11,5%.

La ampliación planeada de producción de energía atómica, energías renovables o hidráulica favorecerán esos objetivos, en un contexto en el que la norma ya no es la eficiencia energética, sino la cada vez mayor cantidad de CO2.

China es hoy el mayor productor de energía solar. La proporción de energías renovables en el consumo total de energía deberá subir, en función de estos objetivos, un 15%.
-China es hoy el mayor productor de energía solar en el mundo
-17% ESTADOS UNIDOS. Esa es la meta Propuesta por Obama para reducir las emisiones de CO2 al año2020
-Japón propuso reducir en 25% para 2020 sus emisiones
-Brasil. Lula fijó como meta paradentrode10 años el 38,9%
-Corea del Sur quiere reducir en4% las emisionesen2020 respecto de 2005

La Universidad de Nueva York afirma que la sustentabilidad conduce a mejores resultados empresariales

COMUNICARSE, 19 marzo 2019. Un  estudio  realizado por el Centro Stern de Negocios Sostenibles de la Universidad de Nueva York e IRI ...