miércoles, 26 de marzo de 2008

Anuncian “año negro” por esmog


26 de marzo de 2008.

Expertos critican estancamiento de medidas e inacción de autoridades para proteger salud de población.

Ni filtros para todo Transantiago ni prohibición permanente de estufas a leña ni suficiente fiscalización de emisiones. El invierno se ve “oscuro” y con más preemergencias, además por la escasez de lluvias y el incremento de uso del petróleo. Los expertos en esmog no tienen dudas. "Con todo lo que está pasando, este invierno el panorama se ve oscuro", dice Rainer Schmitz, especialista en química atmosférica y contaminación del aire de la Universidad de Chile. Paola Vasconi, de la ambientalista Fundación Terram va más allá: "El escenario es negro", dice. "Todos los factores indican una tendencia a que habrá más preemergencias que en 2007", proyecta Manuel Merino, especialista del reconocido Centro Nacional de Medio Ambiente, Cenma.

Los malos augurios, por cierto, no son casuales ni menos azarosos. Los especialistas ponen sobre la mesa, en primer término, la potencial escasez de lluvia que podría prolongarse hasta "junio e incluso septiembre" por el fenómeno de La Niña, y también la crisis energética que derivará en el aumento del uso de petróleo para generar energía.

Luego, coinciden en que ni la "batería" de medidas paliativas previstas para este año -que serán anunciadas hoy a las 10:30 por la intendencia- ni tampoco el plan integral que incluya un freno a la expansión de la ciudad de Santiago y el desincentivo del uso del automóvil, están hoy en la agenda de medidas concretas por parte de las autoridades que, a diferencia de las que opinan, finalmente toman las decisiones.

"Este año no va a haber grandes cambios respecto de 2007, ya no sólo para no tener conflictos con la industria, sino además porque 2008 hay elecciones municipales", sentencia Vasconi. "Tomar algunas de estas medidas paliativas es poco popular, pero parece importar más no tener conflictos con empresarios y automovilistas que la salud de la población", tose Schmitz.

Tanto el ingeniero químico como Vasconi eluden centrar el debate en la postergación del aumento de dos a cuatro dígitos de la restricción a autos con catalítico "su impacto, aislado, puede ser marginal", dicen-, pues agregan una suma de hechos que poco y nada ayudan a zanjar la situación ambiental capitalina.

En rigor, luego de sucesivas evaluaciones científicas y consultas ciudadanas que vienen desde 2006, por diversas vías, los expertos esperaban para este año no sólo el aumento de la restricción vehicular. También la prohibición permanente de las estufas a leña, como lo pregonaban los ex intendentes Víctor Barrueto y Adriana Delpiano, y además la instalación de filtros todos los buses de Transantiago como sugieren técnicos del Dictuc y la U. de Chile, por cuanto trepó a más del doble su contribución al esmog luego de crecer el número de buses y los kilómetros recorridos en la nueva malla.

"Lo más serio es que no parece haber voluntad para invertir en suficiente fiscalización de fuentes fijas y móviles", releva Schmitz. Poco se puede hacer entonces, con rigidizar normas si no hay personal que vele porque se respeten, aún cuando hoy se aumente en un ciento por ciento la dotación de inspectores. El parque de automóviles, camiones, buses, industrias, grupos electrógenos y estufas a leña, entre otros, supera con creces al personal fiscalizador .

"Sume la ausencia de medidas paliativas y de un plan de fondo efectivo, la crisis energética, el fenómeno de La Niña, la rebaja del impuesto al combustible que incentiva la compra y uso del auto, los casi 30 mil autos nuevos vendidos en enero y febrero, la postergación para noviembre de la revisión a los convertidores catalíticos para saber cuánto gas emiten El panorama es negro", cierra Vasconi. IMPACTOS: ENFERMEDAD Y MUERTE PREMATURA El último informe encargado por la Conama al Dictuc (septiembre 2007), contiene un apartado sobre impactos del esmog en la salud. Citando estudios nacionales e internacionales, establece que la contaminación incide en el aumento de enfermedades respiratorias y la mortalidad prematura. Agrega las cifras de incremento de visitas a salas de urgencia, admisiones hospitalarias y cambios histopatológicos. Por si fuera poco, todo lo anterior cuesta plata: financia la salud pública y el bolsillo propio. Por ejemplo, un estudio del año 2000, estimó que el uso de diésel provocó un daño a la salud de cien millones de dólares. No es todo. Ahora el Dictuc recuerda otro dato: “Existe evidencia de que los estratos socioeconómicos más bajos son más susceptibles a los efectos del material particulado” que emiten fuentes fijas y móviles.

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