martes, 29 de septiembre de 2009

El necesario enfoque sustentable


La Nación, Jueves 27 de agosto de 2009 .

Por Rodrigo Álvarez Seguel, Director Ejecutivo Centro de Información de Recursos Naturales (Ciren).


En el debate productivo figura hoy un antagonismo de disciplinas y formas de entender el medio ambiente. Me refiero a la pugna de la ecología y la economía. En el primer caso, una disciplina más o menos reciente que, pese a las caricaturas, ha dado cuenta de una gran fisura en el conocimiento de Occidente en cuanto incapacidad de entender el entorno como totalidad mayor que la sumatoria de "commodities". La ecología, pese a que en algunos casos es usada con exclusión de los seres humanos, enseña hoy que la naturaleza tiene sus fuerzas que operan como un todo.


En consecuencia, cada vez que utilizamos un "insumo" (agua, suelo, árboles, etcétera), dado el inevitable principio de entropía presente en la naturaleza, generamos un residuo o impacto, sea en forma de calor o algún tipo de contaminación. Los extraños comportamientos atmosféricos, registrados por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, son el ejemplo más recurrente de este principio, dadas las emisiones de gases de efecto invernadero asociados a la era industrial.


En la contraparte, la economía -con extraña ingenuidad- tomó de los planteamientos de Darwin (formulados para la biología) la noción de progreso, crecimiento infinito y evolución. Algunos economistas planifican y gestionan la producción y acumulación de riqueza mediante la explotación de "recursos" ambientales, pero sin atender al mencionado principio. Estos afanes nos han paseado históricamente por variados imaginarios del desarrollo, realzando el "crecimiento económico" (expansión del PIB) como condición para llegar al "desarrollo". Se supone que deberíamos "quemar etapas" para superar "la brecha" tecnológica y económica con los países ricos. En el caso de Chile, se supone que debemos expandir el ingreso per cápita (que es un promedio que poco dice de la realidad) para, en algún momento futuro, distribuir. Pero, ¿cuándo llegará ese momento?


Hoy, algunos economistas insisten en el error de suponer que el medio ambiente es sólo una "variable", que basta con incorporarla como tal (a través, por ejemplo, de innovación tecnológica) para luego continuar con el crecimiento económico. Esto, se plantea, nos llevaría al "desarrollo sustentable", mediante la implementación de distintas tecnologías de vanguardia en mitigación de impactos. No obstante, es crucial que consideremos las grietas de este paradigma, como la inequidad en la distribución de la riqueza, la sobrevaloración del PIB al dimensionar el desarrollo y la capacidad de carga limitada de los ecosistemas naturales. Ante ello, el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet está dando un paso importante al reformar, pese a las reticencias de algunos grupos de interés que niegan la relevancia de este desafío, la institucionalidad ambiental del país. En adelante queda pendiente, sin embargo, que Chile atienda al problema del agua.
La coyuntura ambiental que comienza a experimentar el planeta -que se traducirá principalmente, según el consenso científico, en escasez de agua dulce para sustentar a la sociedad, los ecosistemas y la economía-, es ante todo una crisis del conocimiento y un desafío político. Por lo tanto, demanda del Estado, las empresas y la sociedad civil organizada, un cambio en la racionalidad productiva, para apuntar hacia una sociedad sustentable. De nuestra capacidad de pensar de modo complejo y multidisciplinario estos problemas, y plasmarlos en los estudios ambientales, depende el futuro de Chile.

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